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8. CULTURA ESCOLAR

Con  respecto al documento Bolívar. A (1996). “CULTURA ESCOLAR Y CAMBIO CURICULAR” habla acerca  de la relación entre cultura escolar y cambio curricular, donde la cultura escolar se refiere a los conocimientos, habilidades y valores que la institución escolar transmite a los educandos. La cultura escolar en una dimensión vital en el proceso de mejora. Cultura que está compuesta por un conjunto de reglas y tradiciones, valores, normas y creencias que caracteriza el modo en que un grupo de gente actúa dentro de un contexto organizativo específico.

En cuanto al cambio curricular, englobando las innovaciones didácticas, tiene que superar tal individualismo didáctico para, sin suprimirlo, inscribirlas en el centro escolar como unidad básica del cambio. Esta cuestión resulta actualmente relevante en nuestro contexto, en la medida que una parte importante de los problemas en la implantación de la Reforma y la "aversión" inducida al cambio curricular propuesto se está debiendo a no haber generado una cultura en la escuela congruente con los cambios curriculares propuestos o, al menos, haberla tenido en cuenta.

El cambio curricular en el desarrollo institucional se podría comenzar, como lo hacía Hoyle a fines de los sesenta influido por los pujantes estudios de la nueva sociología de la educación, con la afirmación de que "el cambio curricular es una variedad de cambio educativo, que a su vez, es una forma de cambio social"

Con respecto a los cambios en la escuela son importantes y  fundamentales los cuales deben iniciar en la cultura escolar como factor de resistencia y, al tiempo promotor de su desarrollo, los currículos educativos marcan un modelo a seguir, sin embargo es necesario adecuarlo según a las necesidades de las nuevas generaciones, sin perder de vista el propósito principal, que es la formación de individuos a través de las nuevas ideas y métodos.

El cambio para que suponga una mejora debe generarse desde dentro, más que por mandato externo; y proponerse capacitar al centro para desarrollar su propia cultura innovadora. En la medida que una innovación viene a exigir nuevos modos de pensar y hacer, frente a los habituales y asentados, existe -como principio- un corte ("gap") entre cultura escolar y cambio curricular. Rossman, Corbett y Firestone (1988: 126) defienden, a este respecto, la tesis de que "La aversión al cambio varía según el carácter de las normas a cambiar y el grado de novedad del cambio"

Es decir, los primeros en cambiar y adaptar una nueva forma de pensar, serían los docentes, ellos son los principales responsables de introducir nuevas ideas a través del ejemplo en su manera de pensar y de implementar estas nuevas ideas que irán dando forma a las nuevas generaciones.

Se trata, entonces, de comprender cómo los patrones de cultura profesional del docente influyen y son influidos por el cambio educativo (Hargreaves et al., 1992b), es decir las relaciones recíprocas entre cultura profesional, estructura organizativa escolar y la implementación del cambio educativo.

Es decir, la manera de ser y de pensar del docente, será el reflejo de su trabajo que realiza a través de sus educandos, es por eso, la importancia de que el profesor sea el principal en adaptar y aplicar la innovación de nuevos conocimientos que atiendan las necesidades y las nuevas áreas de oportunidad que vea en su contexto.

"Cuando los maestros resisten a la innovación o se oponen a la integración curricular, por ejemplo, no es simplemente porque temen al cambio, sino que la mayoría de las veces es porque sus intereses, sus recursos y el tamaño de sus departamentos se ven amenazados. Todos los maestros son seres estratégicos y muchos de ellos son también micropolíticos"

El proceso de reconstrucción de los centros se refiere, igualmente, a las funciones, procesos y estructuras que puedan generar internamente las dinámicas de mejora. Esta reconstrucción cultural conlleva un proceso de aprendizaje: "es el centro -comenta González (1992: 85)- el que tiene que aprender y capacitarse como organización para ir mejorando cotidiana y continuamente. Por ello, los procesos que se desarrollen para provocar cambios han de constituir una fuente de aprendizaje que posibilite ir haciendo las cosas de otro modo, como parte de la vida cotidiana de la escuela"

Es decir, los currículos y programas educativos siempre estarán plasmados para dirigir la forma y manera de aplicar la educación, marcando propósitos y aprendizajes que se desean alcanzar, sin embargo, cada maestro o centro educativo, tiene la responsabilidad de conocer y atender las necesidades que hay para tratarlas por medio de estrategias que llevará a la práctica.

Referencia bibliográfica

Bolívar, A,(1996) Cultura escolar y cambio curricular, Bordon,48(2), 169_177.

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